¿Cómo conservar las trufas perfectas?

  • junio 12, 2024
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¿Cómo conservar las trufas perfectas?

La trufa es uno de los alimentos más ricos y con más demanda dentro de la gastronomía de alto nivel. La trufa cada vez está más de moda, de aquí que la demanda sea tan alta. Si todavía no la has probado, te recomiendo hacerlo porque no te va a decepcionar. 

¿Dónde comprar trufa negra? 

Si quieres disfrutar de una buena experiencia, te recomiendo comprar trufa negra en Trufalia porque son cultivadores propios y eso te garantizará un producto de calidad. 

Uno de los motivos por los que comprar la trufa negra es porque el cultivo se realiza por la propia empresa y en territorio nacional. Eso nos garantiza que la calidad está asegurada en todos los aspectos. A eso hay que añadir que su sabor es muy bueno. 

Además, para que la trufa pueda llegar lo más fresca posible, en cuanto es recogida se envía a través de servicio de transporte 24h. Eso significa que el producto llega en el menor tiempo posible y en consecuencia es capaz de aguantar la máxima frescura y calidad. Eso se nota a la hora de usar la trufa porque se puede disfrutar de todos sus beneficios. 

¿Cómo se puede conservar la trufa? 

Existen varias maneras de conservar las trufas, pero es importante tener en cuenta que todos los métodos afectan su aroma y apariencia. Sin embargo, aquí te ofrecemos algunos consejos para mantenerlas en buen estado y preservar su fragancia lo mejor posible. 

Como nos comentan desde Trufalia, la trufa no debe dejarse al aire libre a temperatura ambiente. Para conservarla adecuadamente y mantener su aroma, es recomendable guardarla en el frigorífico. Una opción es colocarla en un frasco hermético lleno de arroz, ya que el arroz absorberá la humedad. Otra alternativa es envolver la trufa en papel absorbente, cambiando el papel todos los días. La trufa refrigerada se debe consumir en el plazo de una semana para asegurar que se mantenga en las mejores condiciones.  

Esterilización en latas

Las trufas también se pueden esterilizar en latas. Tras cepillarlas cuidadosamente, se colocan directamente en las latas y se hierven durante tres horas. Las trufas pueden conservarse perfectamente durante más de diez años. No deseches el jugo de la lata, ya que puede realzar el sabor de tus salsas. 

Esterilización natural o con vino blanco 

Algunas personas esterilizan las trufas en grasa de ganso o pato, o en aceite de oliva, obteniendo un aceite aromatizado. Primero, limpia bien las trufas. Cocínalas durante uno o dos minutos en un poco de líquido (como 5 cl de vino blanco, alcohol o agua ligeramente salada). Luego colócalas con el líquido de cocción en pequeños frascos de vidrio, o frescas con un poco de líquido directamente sin cocción previa.

Cierra bien el frasco y pasteuriza en agua hirviendo durante 2,5 horas. Esta conserva dura de 2 a 3 años. Una vez abierto el frasco, usa las trufas y el jugo inmediatamente. Aunque la esterilización reduce los aromas de la trufa, es una opción válida. Sin embargo, para conservar mejor los aromas, se recomienda congelarlas finamente picadas. 

En alcohol

Las trufas bien limpias se pueden conservar en alcohol neutro, coñac, calvados, oporto, etc., durante varios meses. Sin embargo, una maceración excesiva puede distorsionar su sabor sutil. Evita almacenar trufas en alcohol por más de tres años. Estas trufas son ideales para elaborar terrinas, y también pueden dejarse en remojo unas pocas horas en Madeira, coñac o calvados, respetando mejor sus aromas. Esta preparación puede incluso utilizarse en postres. 

Congelación

Para congelar trufas, corta las trufas en rodajas y congélalas por separado en una bandeja para horno antiadherente. Una vez congeladas, guárdalas en una bolsa para congelador. Recuerda que la trufa se descongela muy rápido, por lo que podrás usar pequeñas cantidades según tus necesidades. Aunque lo ideal es utilizar trufas frescas, la congelación es una buena opción para disfrutar de su sabor fuera de temporada, manteniendo gran parte de sus aromas. 

Congelación 

El método sous-vide es excelente para congelar trufas, evitando que su olor impregne todo el congelador. No es necesario descongelarlas antes de usarlas; puedes cortar la trufa congelada directamente en tu preparación. Para conservarlas al vacío, revisa y limpia minuciosamente cada trufa, déjalas secar unos minutos y luego séllelas al vacío. La congelación ideal es de tres meses, aunque pueden mantenerse hasta seis meses. 

Liofilización 

La liofilización, un proceso de secado a muy baja temperatura, conserva las cualidades aromáticas de la trufa mucho mejor que el secado tradicional por calor. Este método es utilizado para preservar la famosa trufa blanca italiana Tuber magnatum y por productores de Lorena para la trufa mesentérica. 

En grasa 

Antiguamente, los agricultores conservaban las trufas en grasa durante semanas para el consumo familiar. Hoy en día, puedes «trufar» mantequilla, quesos neutros o nata. Todas las grasas absorben muy bien el aroma de las trufas, permitiéndote disfrutar de su sabor durante más tiempo. 

En aceite

Para conservar las trufas durante algunas semanas, puedes macerar de 10 a 15 gramos de trufa en aceite con un poco de sal gruesa. Es preferible utilizar un aceite neutro, como el de girasol, ya que el aceite de oliva tiene un sabor muy fuerte que podría dominar el aroma de la trufa. Este aceite trufado es ideal para aderezar ensaladas o potenciar el sabor de diversos platos. Con 48 horas de maceración suele ser suficiente. 

¿Es mejor conservar la trufa o tomarla en fresco? 

Sin lugar a dudas, para sacar la máxima experiencia de la trufa lo mejor que puedes hacer es consumirla en fresco. De esa manera se puede sacar el máximo partido al sabor y al aroma. Para que te hagas a la idea, cuando la trufa se conserva, parte de esa textura y fragancia se pierden, lo que significa que no son tan beneficiosos. 

El problema es que la trufa no se puede obtener fresca en ocasiones, lo que hace que haya que usar alguno de los métodos mostrados anteriormente para disfrutarla semanas después a su recibimiento.  

Eso significa que en la medida de lo posible tienes que optar por consumir la trufa fresca. Y si no puedes por diferentes motivos, entonces opta por el método de conservación que más se adapte a lo que necesitas.